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Palabras de gratitud de la Octogésima Primera Graduación Ordinaria

Buenos días Su Excelencia Reverendísima, Mons. Alfredo de la Cruz Baldera, Obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís y Gran Canciller de la UCNE; reverendo padre doctor Isaac García de la Cruz, rector de la UCNE y demás personalidades que componen la mesa de honor, buenos días a los vicerrectores, decanos, directores de escuelas y departamentales, encargados de unidades, miembros de la Fundación Universitaria Católica Nordestana, Incorporada y de la Junta de Directores de la UCNE, y un especial saludo a mis compañeros graduandos que, que hoy, con alegría celebramos un momento tan anhelado, nuestra graduación.

Para mí, más que un honor es un privilegio poder representar a todos los graduandos.

Si hoy estamos aquí, es porque hemos recorrido un arduo camino, con dificultades y vicisitudes como aquel maestro que no la ponía fácil, las noches de vigilias que se hacían eternas mientras se preparaba una exposición; atravesamos etapas difíciles como lo fue adaptarnos a la virtualidad, la cual constituyó un nuevo reto, porque para algunos fue fácil, pero para otros fue difícil, pero aquí estamos, sonrientes y satisfechos del deber cumplido con nuevos aprendizajes y múltiples experiencias que nos servirán de guía para nuestras vidas futuras.

Pero no todo fue gris, más allá de lo anterior hubo momentos buenos, de esos que se pueden catalogar como “felices”, atribuidos a una buena calificación o simplemente a un chiste o alguna ocurrencia de nuestros compañeros.

Los pabellones y los salones ya no serán los mismos, porque cada generación va plasmando en ellos su propia historia, a tal punto, que los maestros la van contando en sus clases, para motivar a sus nuevos alumnos, como algún día lo hicieron con nosotros.

Sin embargo, detrás de todo esto hay unos héroes invisibles que también luchaban sus propias batallas para que llegara este gran día; ellos son nuestros padres, que sin lugar a duda son la pieza principal de esta gran obra, y sin su ayuda definitivamente nada hoy sería posible.

Hoy damos un gran paso y a la vez apenas empezamos, nos faltan muchos caminos por recorrer, muchos senderos por descubrir, y este es el gran reto, debemos ser cuidadosos al andar, adelantar un paso a la vez, siempre firme, con la frente en alto y orgullosos de lo que somos, del título que portaremos y apegados siempre a la ética, el respeto y la moral.

En nombre de cada graduando agradecemos en primer lugar a Dios por permitirnos llegar a la meta, por ser nuestro guía y compañero de viaje en esta gran aventura, por alumbrar nuestras noches oscuras, por guiar nuestros pasos, por levantarnos cuando caíamos y darnos esperanza cuando todo parecía imposible.

A nuestros esposos, esposas, hermanos y amigos que nos han apoyado hasta llegar hasta aquí.

A nuestros maestros por su ardua labor de enseñanza, por forjar en nosotros profesionales capacitados para enfrentarnos a los desafíos del futuro, gracias por su paciencia, entrega y dedicación durante estos años de estudios, sus esfuerzos se ven reflejados en este día.

Agradecemos de manera muy especial a nuestra alta casa de estudio Universidad Católica Nordestana “UCNE”, por acogernos y formarnos como profesionales competentes amparados en la disciplina y la ética profesional, de igual modo agradecemos a todo el personal administrativo por brindarnos el apoyo y las orientaciones necesarias durante nuestra estadía de estudios.

Finamente agradecemos a cada uno los graduados aquí presentes, por persistir y no desmayar, por ser fuente de inspiración para otros que están por empezar, por su dedicación y entrega para hacer realidad su meta y dar sentido a este gran día.

Quiero culminar estas palabras con el siguiente mensaje: “Lo que hagas hazlo bien, no importa lo humilde que sea tu oficio, lo importante es hacerlo bien, el trabajo dignifica al hombre, eso le he escuchado decir siempre a mi padre”.

Felicidades a todos los graduandos.